Por Mónica Carrillo Zegarra **
Existe una corriente que se opone al reconocimiento constitucional de los Pueblos Étnicos, como los Indígenas y Afrodescendientes, con el discurso de que somos un país mestizo y que lo primero no apunta a la construcción de la identidad nacional.
Recordemos que en el proceso de formación de bloques étnicos o nacionalismos en las Américas identificamos: el blanqueamiento y/o mestizaje étnico y cultural, la liberación Afrodescendiente y la autodeterminación Indígena.
En ese sentido el mestizaje fue desde la época colonial hasta inicios de la república, una estrategia que facilitaba la dominación y apuntaba a la construcción de un nacionalismo basado en la mixtura racial.
Existen aportes significativos de los procesos de sincretismo e interrelación entre las culturas que confluyeron en el país. El problema es la desnaturalización del concepto mestizo y la utilización de argumentos que van en contra de lo progresivo que deben ser las leyes y buscan retroceder el reconocimiento de derechos consagrados luego de largos años de lucha.
DISCRIMINACIÓN ESPECÍFICA
Es un logro del proceso reivindicativo feminista que hoy muchas mujeres ejerzan con libertad el derecho de trabajar fuera del hogar y que sus vidas no giren alrededor de la pareja y la familia.
Pero ¿hay real atención a las especificidades de las mujeres afrodescendientes? ¿Acaso ellas pasaron por un proceso similar? Recordemos que desde que llegaron a esta parte del mundo trabajaron tan duro como los varones. La familia esclavizada ahorraba dinero para comprar la libertad y generalmente por decisión familiar ellas eran liberadas primero, porque desde afuera trabajaban en diversos oficios y obtenían dinero para la libertad del resto. Sus cuerpos fueron utilizados con fines sexuales, de procreación, o amas de leche y hasta hoy repercuten las consecuencias de estos hechos.
No podemos entonces crear espejismos ni soñar con hegemonías mientras el arco iris sigue brillando con todos sus colores.
* Artículo publicado en el diario El Tiempo, de Piura y El Correo, de Huancayo.
Hay una nueva puerta abierta que estuvo cerrada históricamente para que los pueblos o grupos discriminados ejerzan sus derechos. En la III Conferencia Mundial Contra el Racismo y la discriminación de la ONU, nuestro país aceptó que el racismo tenía efectos agravados en quienes pertenecen a una etnia diferente a la blanca, más aún si son mujeres.
** Directora de LUNDU, Centro de Estudios y Promoción Afroperuano.
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