En América Latina el "choque de civilizaciones" es más complejo, aunque no menos agudo. Históricamente, América Latina se concibió como una empresa. La población: indios autóctonos, negros secuestrados, blancos locales, fue alineada como engranajes en la maquinaria de extracción y envío de recursos a las metrópolis. Al pasar de las generaciones ese grupo humano amorfo y acomplejado decidió independizarse. Pero no sabía ni quién era, siendo entidad económica antes que pueblo. En estos dos siglos ha quedado claro que no somos occidentales. De los fragmentos dispares ha surgido una identidad especial, caleidoscópica e innovadora. Pero ha sido de modo doloroso, odiando nuestra "impureza", mintiéndonos, sin convicción. El Perú ha querido ahogar su parte india, la ha repudiado y omitido. Esta negación -el síndrome Michael Jackson- era tan imposible como enfermiza. El país es así crónicamente disfuncional, la inteligencia andina y amazónica se reprime buscando una aculturación acelerada, impuesta desde siempre por el sistema educativo y los mecanismos de socialización. Esto produce mestizos acomplejados, suspendidos entre la raíz tácitamente vetada y la compulsión por asimilarse como "criollos". La indianidad se vive con suma tristeza. La choledad se vive en una confusión que oscila entre la amargura, la hostilidad y la superficialidad exacerbada. Es gravísimo: de la identidad depende el estado de animo y la lucidez al planificar, o sea el futuro. El proceso boliviano abre así esperanzas para la democracia latinoamericana. Es increíble que los intelectuales del ala derecha no vean que una elevada autoestima y participación indígena beneficia a todos. Por la simple razón que vivimos en un país en que 80% o son indígenas, o lo son sus padres, abuelos o cuñadas, o su biotipo es indígena aunque hayan perdido toda raíz. Es imposible un proyecto nacional si estos callan o se acomplejan de lo poco o mucho que tienen de indio, si aún se considera una mancha y no un orgullo. El caos boliviano subraya también la importancia de escuchar antes de imponer rumbos económicos. ¿Porqué menospreciar la sabiduría del pueblo al decidir sobre las lógicas de explotación del patrimonio? ¿Porqué la Manhattan Minerals Corp. debe pesar más que Tambo Grande? Cuando una persona tan virulenta como Humala arrastra opinión, cuando hasta los congresistas se quejan de racismo en su ambiente de trabajo, cuando Magaly, Zevallos, Cacho y otras armas de estupidización masiva reinan en el rating, cuando ocupamos el peor lugar en el test de UNESCO, resulta evidente que el Perú necesita refrescar su identidad y cultura. Atacar el rebrote indigenista sólo refleja el miedo (y desdén) del fundamentalista occidental a la democracia. No hay que dejarse confundir.
En el departamento de
Ayacucho, provincia de Vilcashuamán, se encuentra la localidad de Pujas, una
comunidad campesina compuesta por unas 200 familias.
Las casas de estuco van bajando por la ladera de dos montañas, en cuyo pie corre
el río Pampas. En las montañas de enfrente destaca el pueblo de Cocharcas, Apurimac,
formando toda la zona una amplia hoyada especialmente hermosa. No hay en Pujas
luz eléctrica, ni acueducto y alcantarillado, vive en ese sentido en algún siglo
pasado. Pero no deja la globalización de hacerse sentir. Una tarde un niño de
4 años le decía a otro "chuki, chuki". Cuando pregunté, por aprender otra palabra
en quechua, me explicó que se refería al "muñeco diabólico" de la taquillera
película gringa: usando una batería un vecino ha instalado un sistema de video.
La función cuesta medio sol. En Pujas los niños constituyen buenos maestros
de quechua, siendo perfectamente bilingües. Resalta así una primera aberración
que el Perú, visto desde aquí, comete. Quien tenga contacto con el idioma de
los incas, notará la deslumbrante riqueza que encierra. Su construcción aglutinante,
sus giros gramaticales, lo sitúan entre las lenguas que según los especialistas
expresan con más exactitud pensamientos sutiles. ¿Qué haríamos si cada día desapareciera
un elemento de Machu Pichu o Zipán? Eso está sucediendo con el quechua, tan
patrimonio cultural de la humanidad como lo arqueológico y empero, por las razones
políticas que dominan hace quinientos años, se permite.
Ranciamente, se considera un problema a la lengua materna de un tercio de la
población, cuando debemos agradecer ( a Dios y a los pobres por quienes solemnemente
se juramenta) el contar con este capital. Evidentes son las virtudes del bilingüismo
para el desarrollo de la inteligencia, pero los niños de Pujas, como de tantas
localidades, no son enseñados a escribir su lengua, el sistema está diseñado
para que la pierdan. Aquí los profesores rurales son concientes y esforzados,
no sería difícil reformar. Pero se requiere voluntad política para establecer
programas efectivos de educación bilingüe y este gobierno debe ponerse serio
al respecto. ¿O es demagogia tanta chakana, ceremoniales en Cuzco y banderas
del Tawantinsuyu? Dado el impulso descentralizador, las regiones deben proceder
con planes propios. El rumano, el hebreo, fueron revitalizados, trayendo a la
vez un despertar de desarrollos nacionales. De la identidad depende el estado
de ánimo, luego el futuro. La auténtica democracia consiste en "empoderar" a
los oprimidos valorando su acervo. La cuestión de las lenguas nativas, aparentemente
técnica, está en el corazón de la solución nacional. Valorando al indio, se
valorará al cholo y desaparecerá lo que a todas luces es nuestra peor lacra:
en el Perú la gente vale según su raza y procedencia cultural. Pero hay otros
recursos que estando en Pujas se ve al país derrochar. Impresiona la democracia
y solidaridad con que se organiza la vida comunitaria. Como resultado de asambleas
periódicas los habitantes donan su trabajo y medios a proyectos de bien colectivo,
sea una loza deportiva, aulas escolares o la carretera que conectaría a Ayacucho
con Apurimac para llegar hasta el Cuzco. Contradiciendo la imagen de ignorancia
que las elites guardan del campesino, los pujinos tienen clara conciencia de
las posibilidades turísticas, comerciales y productivas: por aquí pasó el camino
inca y quedan sus reliquias (Pujas fue tambo de chaskis), así como notables
edificios chankas. Además de la agricultura hay piedra de gran calidad para
exportación. Así, los comuneros han abierto a pulso entre las montañas el diseño
primario de la obra. Pero concretarla requiere maquinaria pesada, explosivos,
etc. La pregunta es cómo, mientras se exonera a transnacionales y potentados
de obligaciones tributarias para supuestamente favorecer la inversión, el estado
no alienta la inversión enorme que hace el pueblo para progresar. La Comisión
de la Verdad ha determinado que 50% de las muertes en la guerra interna se dieron
en Ayacucho, y además 75% fueron quechuahablantes. El país no puede permitirse
olvidar de nuevo a esta zona de gente pujante y esperanzada en un futuro distinto.
La guerra con Irak ha sido militarmente
impecable para la coalición anglo-estadunidense: bajas propias mínimas y un
gran efecto publicitario. Emula así al 11 de septiembre, incidente que la provocó.
Como Bin Laden, Bush y Blair se sienten freedom fighters. En el centro del sándwich,
¿están los auténticos demócratas tan indefensos como los desarraigados de Diego
García?
(Alejandro Carnero. Periodista)
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