No es necesario ser gurú o adivino para comprender que mientras se insista en mantener el modelo económico neoliberal tendremos más de lo mismo, así se estrene gabinetes mensualmente o se apele al Acuerdo Nacional como forma de distracción y para compartir fracasos. El ritual de la presentación del “nuevo” gabinete y el voto de confianza del congreso, se ha convertido en una tomadura de pelo a la ciudadanía, la que no ve ningún cambio en su situación; para el pueblo no ha existido mayor diferencia entre los gabinetes Dañino, Solari, Merino y estamos seguros Ferrero.

Ante esta situación, los partidos tienen que cumplir con el rol de herramientas de transformación social, conduciéndose con ética y moral, intermediando adecuadamente entre ciudadanía y poder, haciendo que sus programas y propuestas coincidan con la agenda ciudadana, fortaleciendo la democracia interna, recuperando la confianza popular, imprescindible para construir un Perú con democracia y bienestar. Tienen además la obligación de hacer docencia política entre la ciudadanía, aprender de la historia y el significado de sucesivos gobiernos civiles y militares a lo largo de nuestra vida republicana, no con el fin de excomulgar, sino con el fin de comprender que nos pasó, por que tanta pobreza, injusticia, inequidad, falta de oportunidades, en un país con todas las condiciones para el desarrollo.

Los partidos democráticos deben preparar a su militancia para el ejercicio de la democracia y la participación, prepararse para gobernar, con visión de país y futuro, con propuestas serias y viables que permitan un crecimiento sostenido a tasas superiores a 6%, única forma de superar la pobreza y el sub desarrollo. resolviendo de una vez y para siempre las raíces de nuestros males seculares, dejando atrás ser un país periférico, marginal, víctima de injustas relaciones internacionales pues aspiramos a ser un país con peso específico en el concierto de naciones.

Desde la oposición democrática, nacionalista y patriótica, tenemos la responsabilidad de infundir esperanza al pueblo peruano, decepcionado por la estafa que ha significado el régimen toledista de promesas incumplidas y corrupción. El desencanto popular aumenta al comprobar como la clase política de espaldas al país y en nombre de la democracia, se suma a la repartija y el toma y daca, colocando al país en el despeñadero, permitiendo el avance de posiciones autoritarias y del mismo fujimorismo, como resultado del comportamiento frívolo e irresponsable del gobierno y los políticos criollos responsables de esta seudo democracia excluyente y discriminadora, tanto étnicamente como culturalmente y que ha contribuido a profundizar la injusticia, la pobreza y la inequidad y en la política el caudillismo y el clientelaje.

Quienes aspiramos a un verdadero cambio en el Perú, no para beneficiar a viejos o nuevos grupos no podemos permitir que en nuestro nombre, los gobernantes a través de decisiones incorrectas lleven al descalabro a millones de peruanos y a las futuras generaciones sin la más mínima responsabilidad por sus actos, muchas veces tomados a espaldas nuestras; ni quienes fracasaron en la conducción del país, pretendan ser nuevamente alternativa de gobierno el 2006, presentándose como salvadores del Perú, dándonos diariamente consejos sobre como conducir él país, pues es historia reciente la corrupción generalizada, la irresponsabilidad en el manejo de la cosa pública, la economía en bancarrota, los crímenes y violación de derechos humanos aún sin castigo. Igualmente los fundamentalistas neoliberales que con sus políticas de privatizaciones y concesiones amañadas, despidos masivos han conducido a nuestro país a mayor pobreza y exclusión social, claro que será nuestra responsabilidad que la historia no se repita, el poder del voto está en nuestras manos, pero ese voto debe ser consciente y posibilitar a través de este mecanismo democrático cambiar el atraso en que nos encontramos.

La necesidad de una hoja de ruta que nos conduzca al desarrollo sostenido, superando viejas taras populistas y mercantilista, consolidando un mercado con compradores y productores fuertes, en donde el estado cumpla su rol de regulador y protector de los más débiles, nos exige construir con las organizaciones políticas, movimientos regionales, movimientos laborales, culturales, estudiantiles, campesinos, sectores nacionalistas, democráticos y patrióticos un gran frente por el Desarrollo, la Democracia y la Equidad teniendo como ejes de unidad principales la construcción de Nación, la Afirmación del país, la Democracia, el Mercado, la Equidad, la Protección del Medio Ambiente, el Desarrollo Sustentable y la Inversión en Conocimiento.

La reforma del estado, que implica cambios trascendentales en la distribución del poder en la sociedad, acceso a oportunidades y privilegios y la distribución del ingreso y la riqueza, dotando al estado de los mecanismos y recursos para que pueda proveer y garantizar regulaciones, asignar eficientemente derechos de propiedad, garantizando éstos y las transacciones sobre los mismos, generar marcos reguladores demandados por las fallas del mercado, haciéndolo de modo tal que sus fallos no empeoren los resultados, establecer y administrar eficientemente los marcos de interacción de los diversos actores sociales, lograr cohesión social. Las políticas conducentes al desarrollo, la reforma tributaria, el Perú y la globalización, nuestra participación en el ALCA y el TLC, merecen ser debatidos ampliamente y sometidos a referéndum.