En nuestro medio existe -inconsciente colectivo- la creencia de que todo lo negro es malo. De esto es que hoy quiero hablar. Lo terrible es que tal creencia se basa en que los negros solo sirven para el rap, el canto y para el deporte. Nada más falso.

Las siguientes frases son como un aporte a la reflexión general -valga incluso para los periodistas y comentaristas- y una consideración ética del lenguaje para que mejoremos el trato hacia las personas de piel negra.

Para decir aguas con heces decimos "aguas negras"; para describir un día catastrófico, decimos que ha sido un "día negro", para calificar a un miembro de la familia que anda descarriado se le adjudica el calificativo de "oveja negra".
Estos giros del lenguaje cotidiano son el reflejo de una cultura que no sólo no se interesa por los negros, sino que en su mismo léxico usa frases y palabras denigrantes y excluyentes.

Por ejemplo, hay quien habla con rodeos al referirse a los negros cuando dicen: "gente de color". Es curiosa e irónica en Honduras la palabra "trigueño", pues se le aplica eufemísticamente sobre todo cuando no se sabe el nombre a los negros.

Hay otra palabra que se usa a modo de sátira contra los negros. Esta es, a saber: "cheles", o sea rubios. Nada más ofensivo.
Cuando cualquier persona trabaja duro acostumbramos a decir: "trabaja como un negro", "suda como un negro".
Cuando algo es detectado como perjudicial en un conjunto de elementos se le llama "punto negro".

La parte ilegal de la economía es calificada como "mercado negro". El dinero que proviene de ahí necesita un "blanqueo", pues proviene de dicho mercado. Cuando se sospecha que alguien está robando en un banco, empresa o negocio decimos: hay una "mano negra".