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Susana Baca

"Vencí el prejuicio sobre la música de los negros"

Enviado por Luis Bilbao

Susana Baca está considerada como la principal exponente de la
tradicional música afro peruana en el mundo.

Susana Baca
Nos recibe en el vestíbulo de su casa de Chorrillos, en la bajada de Agua Dulce -con una impresionante vista al mar- y lo hace con la sencillez que la caracteriza desde cuando nadie apostaba por ella y cantaba en pequeños bares de Barranco y Chorrillos.

Reconoce que recién, tras ganar el Grammy Latino en el 2002, vio reconocido su esfuerzo por los peruanos.
Pero desde 1995, cuando debutó en Miami y Nueva York, empezó a acaparar los aplausos de los más grandes auditorios extranjeros y es conocida en el mundo como una de las cinco divas del género 'World Music' (Música del Mundo). Su ritmo parte de sus raíces negras africanas y como ella misma afirma, vive lo que canta.
Canta poesía, pero también compone y ha investigado durante más de 20 años los ritmos negros. En estos años recorrió, junto con su esposo -el sociólogo Ricardo Pereira- más de 600 km de la costa peruana, recopilando testimonios y documentos de aquellos pueblos descendientes del negro. Llegó hasta Ecuador: dos veces estuvo en Esmeraldas.

¿Qué llevó a Susana Baca a la música negra?
Nací en el costero barrio de Chorrillos, en el que han vivido descendientes de esclavos desde la Colonia. Desde niña estuve rodeada de músicos: padre guitarrista, madre bailarina, tías que cantaban al estilo de Aretha Franklin... Un par de vecinos fundaron el grupo Perú Negro. Ellos aportaron la fuerza que me impulsó a dedicarme de lleno a la música.

¿Nacida para la música?
¡Por supuesto! Mi madre cuenta que yo estaba en andador, no aprendía a caminar, pero mi padre tocaba la guitarra y yo bailaba.

Usted y su esposo recuperaron armonías y ritmos afroperuanos casi olvidados...
Uno empieza a crecer y a comprender que no hay referencias de la música negra. Ni siquiera se tocaba en la radio. Mi esposo, sociólogo, me impulsó a investigar. Así empezamos a recoger materiales, visitando grupos de gente mestiza afroperuana a lo largo de la costa. Eso terminó en la edición de un libro y un disco, 'Fuego y Agua', en 1992, y de una gran biblioteca. Fue difícil.

¿Por qué?
Tuvimos que enfrentar una historia desagradable: descendemos de esclavos, traídos, forzados, maltratados, desarraigados... Pero a pesar de eso mantuvimos las manifestaciones culturales.

¿Su recorrido solo incluyó la costa peruana?
Llegué hasta Esmeraldas, Ecuador, para conocer la música de marimba. Conocí a Petita Palma, vi el taller de su hijo para reconstruir marimbas... Pasé más tiempo en Esmeraldas. Apenas si pude conocer Quito una noche.

¿Con qué fin fundó el Instituto Negro Continuo?
Para investigar y guardar los documentos del trabajo realizado en estos años: grabaciones, música, libros... Recuerdo que encontramos al último tocador de calabaza y logramos que unos chicos aprendieran.

¿Cómo fueron sus inicios como cantante en Lima?
Empecé en el colegio y en las fiestas familiares. Cuando crecí, vi que las letras no me satisfacían: hablan mal de la mujer, de traición. Entonces empecé a cantar poesía, convirtiéndose en una característica de mi trabajo: la canto con música popular. Luego organizo conciertos con nombres como Poesía a golpe de guitarra y cajón o Cantos negros con poesía, siempre mezclando música tradicional afroperuana.

¿Es autodidacta?
Lo era, pero luego estudié canto y teoría de la música. No leo música, pero la experiencia me permite hablar con mis músicos para que los sonidos puedan hilarse y entrelazarse, eso me resulta un trabajo maravilloso.

¿Cómo se internacionalizó?
Conocí al músico argentino Bernardo Palomo, quien se ganaba la vida enseñando español de una manera muy particular: con videos de música. En 1986 me grabó en un festival y por esas cosas del destino enseñó español a David Byrne. Le puso uno de mis videos y este decía "pero quién es esa negra". Me buscó, me llamó por teléfono un día. Yo ni sabía quién era. Pero los adolescentes, hijos de mis amigos, me contaron de lo famoso que era, que había ganado un Oscar con la música de 'El Ultimo Emperador'.

¿Cómo fue su trato con él?
¡Vino a Lima! Yo digo uno busca a los famosos, no ellos lo buscan a uno, pero así sucedió. Fue como una cosa mágica, pero claro que me encontró bien ubicada.

¿Un golpe de suerte?
Muchos dicen qué suerte tuvo Susana, pero hay que ver que él me encontró en mi asunto. Yo venía trabajando como obrero de lunes a viernes, todo el día. También digo sin vanidad que los aplausos los conseguimos mis músicos y yo, quienes subimos al escenario somos nosotros. Claro que una vez Byrne se subió conmigo al escenario, no cabía de la emoción, era un lujo verlo tocar en mi banda.

¿Cuál fue su primer disco?
Participé en 'El Alma del Perú negro' con el poema María Landó, junto a otros cantantes como Chabuca Granda y Eva Ayllón. Me decían que la música negra no vendía y ese poema que había trabajado tanto me abrió los caminos.

¿Quién es María Landó?
María es cualquier mujer, pero Landó es el apellido de una mujer trabajadora que es un ritmo. Byrne lo presentó en Lima en julio de 1995 y ese mismo año en noviembre hice mis primeras giras por Miami y Nueva York. El New York Times hizo una crítica muy positiva. Desde entonces no paré.

¿Qué significó obtener el Grammy Latino 2002?
Que Perú reconozca mi trabajo. Desde 1995 recorría el mundo.

¿El principal obstáculo?
Grabar un disco en mi país. Mi esposo fundó un circuito alternativo de grabación, cansado de no ser aceptados.

¿Quiénes lo valoraban?
Una de ellas fue Chabuca Granda. Cuando me escuchó cantar una de sus canciones me abrió las puertas de su casa. Le dijo a su empleada "esta señorita vendrá a la casa a la hora que desee, esté yo o no". Me entregó su discoteca.

¿Cómo se ve en 10 años?
Trabajando en la creación de un museo de la música afroperuana a 130 km de Lima, en una zona de afrodescendientes y de inmigrantes de la sierra.

Mi pasión
"Cantar solo lo que siento, no puedo expresar algo que no está dentro de mí".

Mi lugar
"Mi casa, mi barrio, el mercado, donde me demoro más porque la gente me detiene".

Mi credo
"Preservar el legado de la música afro para las generaciones que vendrán luego".


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