El Museo Afroperuano de Zaña (Chiclayo), logró reconstruir el tambor de botija (de barro cocido) cubierto con cuero de chivo, que se percute con las manos y es de mucho mayor sonoridad que los tambores modernos de madera. Según diversas fuentes escritas y tradiciones orales se había extinguido aproximadamente entre los años 20 y 30 del siglo XX.
Según el especialista William Tompkins, dicho tambor lo tocaban los afrodescendientes desde el siglo XVIII en Lima en la cofradía de negros bozales. Relatos orales de su uso fueron registrados por Tompkins en Chincha, por Nicomedes Santa Cruz en Chancay y por el Museo Afroperuano en Zaña.
Otras versiones indican que también este instrumento se tocaba en Cañete y Nazca.
Investigadores del Museo Afroperuano conjuntamente con dos jóvenes de Zaña, Carlos Urbina y Enmanuel Briones con muchas habilidades por su trabajo en las campiñas lograron la reconstrucción del tambor luego de un gran esfuerzo. El Museo Afroperuano ha recibido ya mensajes de Tompkins, Chalena Vásquez, Tania Libertad y el Colectivo Palenke demostrando su entusiasmo por la reconstrucción del mencionado instrumento.
El tambor está en exhibición en el Museo Afroperuano de Zaña (Chiclayo) desde el 4 de junio del presente año en conmemoración del Día de la Cultura Afroperuana y sería actualmente el único en su género, disponible para su uso musical, por ello es importante su difusión y reconstrucción. Se le llama tambor de botija de barro o de cerámica. Está hecho en base a una vasija de forma cónica probablemente confeccionada a fines del siglo XIX o comienzos del siglo XX que servía primero para guardar licor (principalmente vino) y posteriormente para conservar el agua. Las medidas del tambor son las siguientes: la boca superior tiene 42 centímetros de diámetro y la abertura inferior tiene 25 centímetros. El largo mide 67 cm. En el proceso de reconstrucción se usó un cuero de chivo cubierto con sal y secado con los rayos solares. Luego el cuero cubrió la parte superior y fue templado con soguilla de cabuya y tres aros de fierro. La sorpresa mayor fue que al ser percutido con las manos se demostró que la potencia de sonido es mayor al de los tambores modernos de madera (membranófonos).
Tenía razón Tompkins, cuando informó que recogió en Chincha en la década del 70 del siglo pasado la versión de la potencia sonora del tambor de botija que se escuchaba a larga distancia. Luego precisó que en muchas partes del Perú podía hallarse hasta las primeras décadas del siglo XX. Por su parte Nicomedes Santa Cruz publicó relatos de afrodescendientes de Chancay indicando que estos tambores de barro cocido o de cerámica se tocaban directamente con las manos sobre los cueros. Un aporte importante es la versión de la forma de templar los cueros. En la década del 70 la señora Rosa Campaña, natural de Zaña comunicó que antiguamente se tocaban en “botijas grandes y les templaban cueros”.
Cabe destacar que los últimos testimonios sobre el tambor de botija se registraron en zonas rurales de la costa peruana. Es probable que en otras localidades del país se encuentren más testimonios sobre el uso del mencionado instrumento.
El Museo Afroperuano, está llevando a cabo investigaciones y trabajo de campo para el rescate y difusión de antiguos instrumentos musicales. En noviembre del 2009 inició una campaña para revalorar el “checo” que es un instrumento de percusión hecho en base al “calabazo”. Ahora empieza la difusión del “tambor de botija” de barro cocido. Es conveniente que se profundicen los estudios sobre el tema y se retome su práctica musical. Se revivirán sonidos ancestrales. Es el mensaje de nuestros antepasados. Tocar el tambor es transmitir sentimientos. Algunos visitantes que llegaron al Museo el 4 de junio, se sorprendieron del sonido y dijeron que el cuerpo se estremecía y latía más fuerte el corazón.
Zaña, Chiclayo-Perú, 8 de Junio 2010.
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Fotos del proceso de reconstrucción del tambor de botija
La Señora Concepción Suárez Romero de 84 años de edad proporcionó al Museo Afroperuano la botija de barro para la reconstrucción del tambor. Ella confirmó que la botija era usada para guardar y transportar vino
Aquí con Enmanuel Briones, joven zañero que colaboró en su reconstrucción.
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Carlos Urbina y Enmanuel Briones con la botija de cerámica que se convertirá en tambor en los jardines del Museo |
Emanuel Briones coloca los aros o soportes
a la botija de barro |
Colocando el cuero de chivo y las soguillas a la botija de cerámica |
Carlos Urbina y Emanuel Briones pasan
las
soguillas y tiemplan el cuero. |
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Templando el cuero con fuerza. |
Haciendo brasa para colocar la botija encima
y templar el cuero.
Carlos Urbina, Emnauel Briones y Alejandro Briones ajustando al máximo las soguillas para templar el cuero. |
Colocando la botija encima de la brasa.
Con el humo se procederá a templar el cuero de chivo, una técnica ancestral. |
Templando el cuero con el humo de la brasa.
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Tambor de botija de barro o cerámica listo |
Gaspar Andonayre toca el tambor de botija.
El recuerda que de niño vio tocar este tambor en Zaña |
Carlos Urbina nieto de Medarno Urbina "Tana"
(destacado artista zañero)
toca diversas melodías
con el tambor de botija |