Por
Néstor Bonilla Naboyán Traducido al inglés por la
MD. Tanisha Mazé
La memoria no es todo el pasado,
pero ella es todo lo que del pasado continúa viviendo
como producto de una experiencia directa,
por transmisión familiar, social o política
Rousseau
Desde el día 19 de octubre del 2005 en la hermosa y fascinante ciudad de las mentiras, que no es una, sino cuatro ciudades muy distintas y en algunas circunstancias antagónicas y excluyentes; y hasta el día 21 del mismo mes en el museo del oro de dicha ciudad (Cartagena de Indias - Colombia), se llevó a cabo el seminario titulado "AFRO-REPARACIONES, MEMORIAS DE LA ESCLAVITUD Y JUSTICIA SOCIAL CONTEMPORÁNEA,". Dado que en estos actos casi nunca se entregan las siempre prometidas memorias, por lo trascendental del suceso he tomado la decisión de hacer referencia a algunos panelistas, llevar la memoria hasta el límite, escribir las propias y compartirlas con toda la audiencia de lectores, no solamente de Colombia sino también de otros distantes parajes de nuestra Aldea Global.
Este acontecimiento organizado por la Universidad Nacional de Colombia y coordinado por los Phd. En trabajo social y antropología, Claudia Mosquera Rosero-labbé y el maestro Jaime Arocha respectivamente, ambos escritores e investigadores de la citada universidad, se dio la instalación del evento dando inicio con himnos de percusión, entonados por el brillante e inigualable percusionista palenquero señor Tomás Valdez quien realizó toda una ponencia al compás del tambor cuyos acordes extasiaron a los cien invitados.
Adentrándonos en el tema que dio el nombre a la convocatoria, la historia dice que a partir del genocidio (el exterminio de judíos, gitanos, homosexuales, latinoamericanos, españoles que huían de la dictadura de Franco y otros grupos) llevado a cabo por la Alemania Nacional Socialista (NAZI) en la década del cuarenta, se empezó a hablar de las reparaciones y cuando sobre estas se discute estamos hablando mucho más que de reparaciones simbólicas.
En su ponencia la Dra. Claudia expresó lo siguiente: El perdón según Jacques Derrida, se ha "universalizado" como práctica, como creencia y como concepto. Los tribunales de Nuremberg creados para esclarecer los crímenes del Holocausto; el Tribunal Penal Internacional establecido para los genocidios de Ruanda y ex Yugoslovia; las Comisiones de Verdad, en Chile, Perú, Sudáfrica, han sentado precedentes de su búsqueda. En la actualidad el perdón se solicita allí donde han ocurrido hechos violentos o exclusiones, definidos como delitos contra la humanidad y que las normas jurídicas internacionales caracterizan como imprescriptibles.
En Colombia, la reflexión sobre el Perdón y la Reconciliación ha sido y continúa circunscrita a los actores del conflicto armado interno: guerrillas, paramilitares o ejercito regular. No obstante, la historia del país no habla solamente de los muertos de la exclusión política, otras violencias han producido variadas muertes y exclusiones. Pero poco se ha dicho sobre las violencias étnico-raciales; las sociedades latinoamericanas y caribeñas han configurado una evidente cultura de la exclusión determinada por el color de la piel y los trazos fenotípicos, que en muchos casos "valida" el lugar que se ocupa en la jerarquía social.
La negación sistemática del aporte de los afrocolombianos a la construcción de la Nación y su confinamiento como grupo étnico racializado son las señas del valor que el Estado y sus élites, hasta hoy, les han querido asignar desde la abolición de la esclavitud.
Nos ubicamos dentro de una minoría que sostiene que los esclavizados traídos en el marco de la Trata Negrera Trasatlántica de la Nueva Granada, deben hacer parte del debate y de la practica de la reconciliación por dos razones: la primera, la Nueva Granada se benefició económicamente de este crimen; la segunda por la magnitud del trauma cultural que se causó: personas arrancadas (secuestradas) ecológica y antropológicamente de su contexto, para diseminarlas por el mundo sin ancestros conocidos, sin lugar de nacimiento confirmado, sin apellido propio, sin familia estable y sin palabra.
Hoy la crueldad del conflicto armado y sus impactos devastadores en los territorios afrocolombianos hace que confluyan dos tipos de reparaciones, las de la historia de larga duración y las del conflicto reciente, cuyos actores encuentran en sus territorios recursos estratégicos: hombres, mujeres y jóvenes abandonados del Estado Social de Derecho, una condición "propicia" para engrosar sus filas para la guerra.
En la actualidad, como en 1956 lo fue Egipto durante la crisis del canal de Suez cuando la guerra fría oficia como el marco geopolítico de la descolonización africana, hoy soplan huracanes de violencia en la nueva esquina más codiciada por el mundo capitalista (el Chocó biodiverso). La aplanadora militar, guerrillera y paramilitar que precisa a toda costa de su territorio se manifiestan al unísono validando e interpretando el querer de las multinacionales y el neocolonialismo: "Los afrocolombianos e Indígenas se deben salir de ahí para que el terreno se valorice".
Los afrocolombianos en sus territorios reconocidos mediante la Ley 70 promulgada en Colombia en 1993 se encuentran arrinconados. Hay un desplazamiento de las memorias. El conocimiento ancestral en el pacífico colombiano se está acabando por la siembra de la palma africana, ésta actualmente es el símbolo del neocolonialismo. La titulación colectiva de tierras está chocando con el gran capital, hecho que ha ocasionado que la Ley 70 siendo una ley afirmativa, se vuelva negativa. La búsqueda del lucro económico a ultranza busca destruir el patrimonio social y cultural de las Comunidades Negras e Indígenas a cualquier precio.
El Dr. Oscar Almario Decano de la facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional y candidato a Ph.d planteó que se deben hacer esfuerzos desde la academia para estar más cerca de los tambores, armonizando con el concierto que brindó Tomás Valdez por lo cual quedó a tono con lo que dijera más adelante Santiago Arboleda en su intervención: estar más cerca de la CUNUNIDAD.
El Dr. Almario hizo referencia a la guerra civil española (1936-1939) y a la posterior dictadura de Franco, al movimiento occitano (movimiento francés), experiencia vivida pero olvidada por el oficialismo donde resaltó la policromía del país, habló de los descreídos de Dios y se refirió a los epifenómenos del colonialismo. Hizo referencia a la Constitución de 1886 la cual crea a Colombia como una nación MONOLINGÜE, CATÓLICA, CONSERVADORA, CONSOLIDA EL DISCURSO MONOLÍTICO Y LA EXISTENCIA DE UNA SOLA ETNIA (mestiza); esto perduró durante cien años. La constitución del 91 hace una reingeniería social y reconoce la diversidad étnica, religiosa, política y multicultural de la nación.
Pretendiendo crear una Gran Nación, un dilema de hierro se pone de manifiesto para los Estados Unidos de Norteamérica, porque a partir de la década del sesenta con la lucha por los derechos civiles en contra de la segregación racial, fruto de la labor de los grandes líderes como el Reverendo Jackson, Luther King jr. Stokely Charmichel, Du Bois, Malcom X, entre muchos otros, el África fue repensada, reescrita, reestablecida y se empieza a hablar de reparación histórica y acciones afirmativas. Con la diáspora africana y haciendo realidad el sueño de Marcus Aurelius Garvey, las identidades étnicas se han vuelto menos locales y se ha creado un entronque de reparaciones entre lo histórico y lo actual.
Hay que decir enfáticamente que utilizar el término de desplazados oculta crudas realidades específicamente en el pacífico colombiano por la reforma agraria que se viene haciendo a sangre y fuego, donde la sangre pasivamente la está colocando el pueblo afrocolombiano y el fuego se lo reparten los tres ejércitos que defienden intereses que en nada benefician a las comunidades que desarraigan, ni al país como nación soberana. Lo que ha venido ocurriendo es un genocidio y un etnocidio y eso va más allá del desplazamiento. Se debe hacer de éste un tema álgido; aunque todavía no haya claridad entre los académicos ni en los afrodescendientes, es necesario que de este tema se empoderen los excluidos y más afectados.
Rafael Diaz Ph.d. en historia, docente e investigador de la Universidad Javeriana de Bogotá habla sobre una simbiosis fundante entre capitalismo y esclavitud, dice que el sistema esclavista de Bogotá era clerical, es decir la iglesia era esclavista o simplemente controlaba el negocio y que ante la muerte escritural que se hacía de los esclavizados en los documentos, hoy se debe anteponer la memoria y se plantea una pregunta que a mi juicio es muy interesante; habida cuenta de que siempre hubo una tensión entre esclavitud y libertad pese a alguna autonomía de los esclavizados ¿en qué momento los palenqueros se plantean la caída del colonialismo y el esclavismo?. Aquí encuentran los afrocolombianos un interesante punto en su diáspora.
Disgregados en su imaginario
Colectivo a partir de la música
y la danza se crearon lazos afectivos.
Claudia Leal, Ph.d. en Geografía, docente e investigadora de la Universidad de los Andes, realizó su exposición básicamente sobre la figura mítica del señor Manuel Saturio Valencia y a partir de allí esbozó que se debe rescatar la memoria de los afrodescendientes más allá de la esclavitud, cosa que de alguna manera ocurrió con la creación de una identidad negra sutil en el Chocó a partir de Manuel Saturio y Diego Luis Córdoba como una especie de Panteón Negro. Javier Ortiz Lozano magíster en antropología de la Universidad de los Andes, desarrolló un discurso de unidad en un territorio altamente fragmentado.
Betty Ruth Lozano, magíster en filosofía de la universidad del Valle dice que el liberalismo integracionista vela el fenómeno racial pero no lo elimina. En apoyo a la Dra. Betty Rut y desde mi ámbito sindical digo que la izquierda a nivel orbital nunca se ha planteado el fenómeno del racismo. Aunque una parte de la población cubana continúa siendo racista como elección personal, puedo afirmar basado en mi experiencia en ese país que no existe como en el resto de Latinoamérica un racismo estructural, las instituciones cubanas no son racistas ni sexistas; allá la oligarquía mundial dígase FMI, BM, BID, etc. no se entroniza en la arena movediza que es la identidad, por lo menos no de la manera totalitaria como lo hace en el resto de los países tercermundistas. Recordemos que buena parte del apartheid en Sudáfrica era financiado con dineros provenientes de Wall Street.
El monopolio de los textos escolares después de 12 años de Ley 70 mantienen el racismo en la escuela, estos son pilares fundamentales en la estructura racista. Nuestras grandes editoriales posterior a la Constitución del 91 aún continúan relacionando en sus textos escolares a los afrodescendientes con la miseria, ese es el imaginario que ellos quieren perpetuar.
Aunque el mapa de África ha cambiado cientos de veces, siguen mostrando a Zaire aún en los albores del tercer milenio como país, a pesar de que éste desapareció y se convirtió en dos hace ya varias décadas; y de Nelson Mandela dicen que estuvo un año en la cárcel, mientras que el mundo entero sabe que fueron veintiocho cuando la condena era a cadena perpetua. Nuestras grandes y lucrativas editoriales en lugar de educar, envían a la comunidad afrocolombiana quienes las utilizan como parte de su formación todo un rosario de agravios a través de sus costosas publicaciones.
Se pregunta Betty Ruth ¿Para que nos sirven las identidades? ¿Cuales son las diferencias que queremos reivindicar?. Y es enfática en decir que el neoliberalismo no tiene ningún problema en reconocer la diferencia que no contradiga sus intereses fundamentales, y en esto estamos de acuerdo. No sobra repetir en este escrito que el liberalismo integracionista vela el fenómeno racial pero no lo elimina.
Cuando se tiene poder cuan lejos se puede
llegar en el silenciamiento de la voz alterna
Adriana Maya
Adriana Maya, Ph.d. en historia, docente e investigadora de la universidad de los Andes, esta mujer blanca que extrañamente se define como afroantioqueña, se describe como una mujer cuarterona y desde allí en un acto inusitado en nuestro país, reclama su reconocimiento como afrodescendiente.
En su disertación señala que siglos de cimarronaje y doce años de Ley 70 buscando la libertad de ser a su manera, sin embargo el cimarronaje requiere de una actualización, es imperativo descolonizar la memoria de los modelos de los esclavizadores criollos, se necesita descolonizar las memorias africanas para enfrentar de mejor manera el racismo de estado y el racismo estructural. Resaltando que se debe continuar con el cimarronaje jurídico. La Dra. Maya se pregunta ¿Qué pasa con los descendientes de cimarrones a partir del siglo XIX, éstos que generaron grandes luchas desde su llegada a las américas?. ¿Qué pasa con la mulatocracia caribeña quienes vienen practicando una discriminación intraétnica?.
El continente africano es el más heterogéneo, dice Néstor Bonilla Naboyán en su libro titulado: África Continente Diverso y Polifacético, publicado en el año 2001 en la ciudad de Cali - Colombia y las diferencias en África también se reproducen en América: el islamismo, el cristianismo y la tradición; los regímenes patriarcales y matriarcales; la agricultura y la ganadería y sobretodo la diversidad étnica y la oralitura, etc.
La Dra. Maya es enfática en decir que los museos siguen sin vincular a los afrocolombianos quienes no aparecen representados por ningún lado como si nunca hubieran aportado nada a la historia del país; esta es una dura tarea para los afrocolombianistas, los cuales crecen en número y contenido.
El maestro Jaime Arocha, dice que el debate debe ser amplio, aterrizado y a propósito de la intervención de la socióloga Betty Ruth sobre el machismo intraétnico, plantea que también debe ser polifónico; esto es vincular a los jóvenes y diferenciar el género, etc. Continúa diciendo que la forma como se da la abolición de la esclavitud ayudó a perpetuar la opresión, esa que perdura hasta nuestros días. Reitera que con el etnocidio que se está realizando en los territorios de las Comunidades Negras e Indígenas también se está acabando con la memoria ecológica de la nación, violando y destruyendo el patrimonio intangible del país.
Habla con gran ironía sobre el etnoboom que se está dando en Colombia; el maestro Jaime Arocha menciona a Colombiamoda, de la cual dice Santiago Arboleda que trivializa la realidad nacional y utiliza el cuerpo de la mujer afrocolombiana, vistiendo los esculturales cuerpos de estas modelos con telas Wuayú pretendiendo mostrar africanía, pero lo que consiguen es ridiculizar a estas mujeres y distorsionar la realidad de los afrocolombianos.
Con energía dice que las comunidades no deben caer en la trampa del etnoboom, pues mientras algunas personas afrodescendientes aparentemente son aceptadas y forman parte del Show, en espacios televisivos como este de colombiamoda y otros más entre los que se destacan los realitys, en lo fundamental que es la salud, la educación, el empleo continúan siendo golpeados, masacrados y desplazados de su territorio.
Carlos Rosero, sociólogo de la universidad del Valle, hace una presentación muy lacónica, la cual dejó una profunda tristeza y desconcierto en los asistentes, particularmente en los afrocolombianos, especialmente al iniciar su intervención diciendo que en nuestro hermoso país, "cada vez los pobres son más afrocolombianos y cada vez los afrocolombianos van más a la cárcel por delitos comunes" como parte del racismo estructural de la nación; para mí esto es ensombrecedor. Plantea que hay una estrecha relación entre guerra, racismo y desarrollo; sin embargo reclama y exhorta a los afrodescendientes que hay que pararse en la raya y asegurar el futuro.
Aquí surge la pregunta obligada ¿CÓMO?. Sin pretender responder con acierto, se me antoja decir en este escrito que los afrocolombianos deben empoderarse de su destino, asumir su desarrollo, fortalecer la identidad, robustecer la fraternidad, cerrar filas y crear sus propias instituciones; aunque todo esto es muy complejo y requiere de mucho trabajo. Pese a las dificultades podemos señalar que no todo es negativo ni calamitoso, es importante continuar con aspectos positivos que se están dando como los que relato a continuación:
Aunque a codazos, la identidad afrocolombiana se está construyendo y fortaleciendo; la cohesión social está avanzando, la integración afrocaribe se está trabajando, el departamento insular resiste el acoso de la globalización neoliberal, hay ley de cupos en las universidades del Valle y Antioquia; la Universidad del Pacífico y su facultad de sociología existen, son una realidad; las universidades Nacional, Los Andes y Externado de Colombia se están moviendo en la investigación de los afrocolombianos; los afrosacerdortes están logrando un sincretismo llamativo; la problemática de los afrodescendientes se ha internacionalizado haciendo cumplir el sueño del profeta y visionario Marcus Aurelius Garvey; hay una creciente conciencia política la cual debe llevarlos a un poder más o menos real, porque el poder real radica en lo económico. Vienen en un empoderamiento de su cultura y la creación de una oralitura y un panteón de líderes propios; la autoestima colectiva crece y es muy
importante decir: aunque se está buscando la equifonía, esta se construye desde la diferencia, desde la diversidad; las mujeres afrocolombianas, que lo han hecho casi todo, están organizadas en Red Nacional y eso es muy esperanzador.
Carlos Rúa bosqueja que las luchas de los afrodescendientes son un acto recurrente pero necesario porque se debe resolver la situación por las vías de la acción y de la reflexión. Dice que el territorio no es Tapaje, no es Buenaventura, no es Timbiquí, no es Bojayá, el territorio es la discriminación, primero esa es la lucha que hay que ganar.
Santiago Arboleda, magíster en historia latinoamericana y docente de la universidad del Valle, inicia preguntándose ¿Qué quieren de nosotros? ¿Hasta cuando nos van a corretear? ¿Qué vamos a hacer ahora?. Nos han planteado una política de destierro permanente; debemos aprovechar un acumulado de historia política frente a la visión unívoca de futuro que plantea el capitalismo ya que la diáspora africana está amenazada como opción de futuro distinto.
Los que nos desplazan están cumpliendo bien su tarea independientemente de su uniforme; de nosotros depende que esto se prorrogue o no; el genocidio es un modelo estructural y de pensamiento, creado por los grupos dominantes y SÍ HAY ALTERNATIVAS dice con fuerza y casi gritando el Dr. Arboleda.
La primera mundialización hizo de nosotros hombres esclavizados, situación que hasta hoy estamos pagando; ésta otra ¿Qué hará de nosotros? La propuesta es resistir. Los victimarios no están acorralados están envalentonados porque son voceros de la institucionalidad, en Colombia, al contrario de muchos otros países, se vive un proceso de auge de los victimarios y hasta han montado una fábrica de reconocimientos; dice que la guerra debiera ser contra el terrorismo del hambre y no contra un grupo humano que solo pide que se le deje vivir en paz.
Santiago rememora las historias de Haití y de San Basilio de Palenque, dice que la historia de estos dos pueblos se ocultan porque desordenan lo que han pretendido ordenar. Quiero agregar que las potencias del mundo no le perdonan a Haití el haber sido el primer país libre de Latinoamérica y de haber sido determinante en la independencia de las demás naciones. Esta es una buena oportunidad para recordar que San Basilio de Palenque fundado en el siglo XVII por Benkos Biojó y declarado PATRIMONIO ORAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD por la UNESCO el día 24 de noviembre del 2005, fue el primer territorio libre de Colombia.
Posteriormente Jimmy Viera, sociólogo, este hombre quien en su exposición dijo textualmente que en Colombia, el racismo hacia los afrocolombianos es velado y que no es frontal, me da la oportunidad para rebatirlo en este escenario de la misma forma como lo hice en el momento de su ponencia. Mi estimado Jimmy con respeto a su afirmación, siempre he pensado que decir esto es un acto de cómplice cobardía y de acomodamiento que en nada les hace bien a los afrocolombianos.
Es evidente y es frontal el racismo que se da en las entidades financieras en todas las ciudades del país, es cierto y es frontal el racismo que se da en los contenidos de los libros que publican las editoriales y que utilizan los profesores, aún los profesores afrocolombianos para impartir la enseñanza formal en las escuelas, colegios y universidades; es indiscutible y es frontal el racismo que se ejerce en Cartagena y en muchas otras ciudades de Colombia. Aunque esto aparentemente es trivial e intrascendente, recordemos que Bogotá nuestra capital se negó en noviembre del 2005 a llevar candidata a Cartagena antes que verse representados en una reina afrocolombiana, el Valle ya había hecho lo propio en el año 2002. Es incuestionable y es frontal el racismo que se ejerce en las fuerzas armadas de Colombia. Ya sabemos que entidades como Almacenes Éxito, Spring Step, Studio F, UsaJeans entre muchas otras no tienen ningún interés en negar esta situación.
Y si por alguna razón usted no está informado mi estimado Jimmy pues le pongo al tanto que en la ciudad de Pasto en el mes de Noviembre del 2003, el Estudiante afrocolombiano, llamado John Nazareno, fue ASESINADO, a consecuencias del efecto de las armas corto punzantes y los golpes que le propinaron un grupo de personas que lo abordaron una tarde de viernes en inmediaciones de la Universidad San Martín; hasta la fecha no hay nadie en prisión por este hecho, solo se sabe que el caso, está en manos de la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de Colombia y posterior a este hecho otros muchachos afrocolombianos han sido agredidos gravemente porque al igual que la de Cartagena, tampoco en Pasto quieren que las universidades de San Martín, Cooperativa y Nariño se llenen de afrocolombianos venidos de su propio departamento.
Si con estas entre muchas otras cosas, los afrocolombianos continúan pensando al igual que usted mi querido Jimmy que el racismo en contra de ellos no es frontal ¿Que más esperan...? Dice la abogada y docente universitaria Rafaela Cuesta Hinestroza a propósito de la historia de Rosa Parks, la heroína del sur de los Estados Unidos de Norteamérica: "le digo la verdad amiguito que a pesar que han pasado muchos años de conquistas por los derechos de nosotros los afrodescendientes, para nadie es un secreto que aún existe racismo, negarlo es como negar que todos los días sale el sol, y que en algún momento de nuestras vidas lo hemos sentido".
Agustín Lao Montes, Ph.d. en sociología de la Universidad de Massachusettes. Venido de la Isla del Encanto, Borinquen la Bella. Flor de Maravilla dice Yolanda Rivera; Tierra del Eden, a la que Gautier llamó La Perla de Los Mares; este hombre de baja estatura, de piel clara y cabello castaño, el cual se declara y defiende su afrodescendencia, al igual que la Dra. Maya reclama su afropuertorriqueñidad; éste bárbaro de la investigación plantea que en el mundo existen cuatro modos de entramado de discriminación, que por ser tan claros y evidentes, en este artículo no los voy a desarrollar, pero si vale la pena dejarlos escritos, estos son:
capitalismo
imperialismo
racismo y patriarcado
dice que se debe hacer una descolonización de la memoria, a lo que yo agrego que esto no es una tarea fácil, ya que nuestros países tercermundistas, son todos estados coloniales. Expresa que se debe eliminar el modelo de familia nuclear burguesa como modelo de la sociedad. Continúa diciendo que para acabar con el proyecto colonial se debe:
desmantelar el patrón de poder
develar ese imaginario colonizado
recrear (crear otro tipo de patrón de poder)
Develar los nuevos racismos globales y los nuevos racismos vernáculos. La necesidad de pensar a partir de otros autores no solamente desde los autores eurocéntricos. Terminar ese proyecto incompleto de la descolonización. Al afrodescendiente se le ha negado la humanidad por eso necesita reafirmarse. Deben entender la esclavitud como genocidio. Necesitan hacer de cada hombre y de cada mujer un sujeto afrodiaspórico y tener diálogos interdiaspóricos que les permitan articular la diáspora como proyecto de descolonización e IMPLOSIONAR AL ESTADO MEDIANTE ACCIONES AFIRMATIVAS PARA RECONOCER SUS LÍMITES. Este planteamiento es muy interesante e impone a los afrocolombianos que lo asuman un titánico desafío.
El valor no es la ausencia del
miedo, es la presencia del miedo
pero con la voluntad de seguir adelante.
Desde territorio africano y
En el amor de los ancestros
Néstor Bonilla Naboyán
Noviembre 30 de 2005