SESION ESPECIAL SOBRE UNA FUTURA CONVENCION CONTRA EL RACISMO

 
Enviado por Deise Benedito
28 de noviembre de 2005

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, inauguró hoy una sesión especial sobre la futura Convención Interamericana contra el Racismo y Discriminación, destacando que ambos fenómenos impiden la erradicación de la pobreza, el ejercicio de los derechos humanos y la consolidación del estado de derecho y de la democracia en las Américas.

“Pese a los esfuerzos desplegados por la comunidad internacional y los gobiernos, el racismo y la discriminación continúan siendo la causa de una serie de violaciones de derechos humanos”, puntualizó Insulza, al explicar que los afro descendientes, los pueblos indígenas y las minorías religiosas enfrentan discriminación en el sistema educativo, en el plano laboral y en el sistema de distribución de la riqueza. “Con frecuencia sufren de falta de acceso a la educación, a la salud y a la administración de justicia”, dijo, y agregó que el hemisferio cuenta con unos 190 millones de afrodescendientes, del total de 850 millones de ciudadanos de las Américas.

Insulza dio un balance de iniciativas para combatir el racismo y la discriminación, contenidas en la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana, resoluciones de la Asamblea General y declaraciones de las Cumbres de las Américas, entre otros. “De nosotros depende que todas estas buenas intenciones no se queden en la mera retórica y que podamos traducir en hechos concretos nuestra convicción de que tales actitudes discriminatorias representan una negación de los derechos inalienables de todo ser humano”, dijo a los representantes de estados miembros, organismos internacionales y sociedad civil.

Dijo que el establecimiento de parte de la OEA de una Relatoría Especial sobre los Derechos de los Afrodescendientes y sobre la Discriminación Racial, fue un importante paso en esta dirección. Explicó la relevancia de la iniciativa ya que muy pocos casos sobre discriminación racial son llevados ante la Comisión, “en gran parte porque los grupos marginados no ven al Sistema Interamericano como un foro eficaz para abordar estas prácticas discriminatorias en la región”.

La sesión especial de dos días está presidida por el Representante Alterno de Brasil ante la OEA Silvio José Albuquerque e Silva, Presidente del Grupo de Trabajo Encargado de Elaborar un Proyecto de Convención Interamericana contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia.

Al inaugurar la sesión de reflexión y análisis sobre la naturaleza de una futura convención sobre el referido tema, Albuquerque e Silva destacó entre los graves efectos de la globalización económica, la exacerbación excesiva de la discriminación e intolerancia, con el aumento de la movilidad migratoria. El diplomático brasileño reiteró la importancia de conseguir la convención la que, pese a numerosas iniciativas, “no se logró negociar y adoptar ningún instrumento de carácter obligatorio en el campo del combate a la discriminación racial y otras formas de discriminación e intolerancia en las Américas”.

Entre otros objetivos, la sesión especial que se está celebrando en la sede de la OEA busca elaborar recomendaciones específicas sobre la naturaleza, alcance y monitoreo de la referida futura convención, en base a una perspectiva amplia, diversa y multidisciplinaria de la naturaleza y consecuencias de las formas tradicionales y actuales del racismo, la discriminación e intolerancia en las Américas.


JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DURANTE LA SESIÓN ESPECIAL SOBRE LA NATURALEZA DE UNA FUTURA CONVENCIÓN INTERAMERICANA CONTRA EL RACISMO Y TODA FORMA DE DISCRIMINACIÓN E INTOLERANCIA

28 de noviembre de 2005 - Washington, DC

En la ultima década, los números que grafican la discriminacion son impresionantes porque la magnitud de este fenómeno es también muy impresionante. Si tomamos los datos del BID, podemos inferir que existen, aproximadamente 150 millones de ciudadanos afro descendientes en América Latina y el Caribe. Si a esto agregamos los 38 millones de afro americanos en Estados Unidos, más 500 mil en Canadá, tenemos cerca de 190 millones de afro descendientes de una población de 850 millones. Es decir, casi una cuarta parte.

Estan, ademas, 40 millones de indígenas en el continente -una estimación- que, al igual que los anteriores, sufren de pobreza marginalidad, exclusión histórica, discriminación social y racial y tienen una baja o nula representación en los gobiernos. En general, de manera muy clara, forman parte de los sectores más pobres de la población. A esto podríamos agregar otras minorías raciales, étnicas nacionales, sexuales, que forman también grupos fuertemente discriminados en nuestra sociedad, un fenómeno que es visible y conocido.

Hemos logrado avances en algunas areas, pero son insuficientes.
Persiste la discriminación de la que es objeto la mujer, desde el punto de vista de la incorporación en la sociedad, de su participación publica, su participación en los negocios privados, su remuneración. Y no está de más recordar que cuando hablamos de hogares pobres en nuestro continente, una parte muy importante son encabezados por una mujer. El fenómeno de la pobreza también tiene un rostro de discriminación en el caso de los sexos.

Por lo tanto, el reto que hoy en día estamos asumiendo esta relacionado con la busqueda de una normativa internacional que proteja a las personas sometidas a discriminación en distintos grados. La mayoría en nuestro continente, algún día han sufrido ese perjuicio. Esto tiene estrecha relación con la gobernabilidad democrática, porque ella supone propiciar una cultura de inclusión, de igualdad y de tolerancia en nuestro pueblos, la promoción de la igualdad y la eliminación de todas formas de racismo, de discriminación, de xenofobia.

Estos son objetos claves para el ejercicio de los derechos humanos y para la consolidación del estado de derecho y de la democracia en nuestro continente. Debo agregar que este es un problema que sólo puede crecer -más allá de los esfuerzos que hagamos- si no nos concentramos directamente en formas claves sobre cómo evitarlo. Nos ha recordado el presidente del grupo del fenómeno emigratorio, que es este un fenómeno que también crece en nuestro hemisferio y los inmigrantes, en terminos generales, son objeto de discriminación más allá de la condición migratoria en la que se encuentren.

Estamos todos llamados a contribuir y a participar en este proceso, y esto incluye organizaciones civiles, entidades laborales, sector privado, Iglesia. Pero especialmente a los gobiernos, los legisladores, nuestros poderes judiciales, los partidos políticos que, finalmente, son quienes formulan la política, quienes adoptan las políticas públicas destinadas a terminar con este tipo de falencias, mejorando así la eficacia de las instituciones de los gobiernos democráticos.

Este tema, como se ha dicho aquí, no es nuevo en la Organización, ni mucho menos. La Carta Democrática Interamericana afirma que la democracia y la participación se promueven cuando se erradica la discriminación, y llama “a apoyar todas las formas de discriminación, especialmente de genero, étnicas y raciales, así como las distintas formas de intolerancia, la promoción de los derechos humanos de los pueblos indígenas e inmigrantes y el respeto por la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas. “

Es importante recalcar, que a pesar de lo preciso que es en cuanto a lo de los inmigrantes, respecto de los pueblos indígenas, de la diversidad étnica de manera genérica, la formulación de la mayor parte de nuestros documentos no se refiere de manera explícita a los pueblos afro descendientes, que constituyen la minoría más grande de los discriminados, por así decirlo. Por lo tanto, éste es un énfasis que yo creo importante. Se reiteró algo así en materia de discriminación en nuestra Asamblea General en Fort Lauderdale y en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, pero tenemos que salir de la retórica y traducir en hechos concretos nuestra convicción de que las actitudes discriminatorias representan una negación de los derechos inalienables de todo ser humano.

Recientemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA estableció un relator especial sobre los derechos de los afro descendientes, y sobre la discriminación racial, lo cual es una iniciativa relevante ya que muy pocos casos de discriminación racial son llevados ante la Comisión. Eso no significa que ellos no existan, sino que los grupos marginados puedan ver la Comisión Interamericana como un foro eficaz para abordar estas prácticas discriminatorias.

En nosotros está desmentir esa percepción negativa. Desde ese punto de vista, este estudio sobre la convención que iniciamos es un elemento muy central, en la medida en que cumplamos con requisitos. Primero: que sea muy concreta, que no se usen demasiadas palabras para dar vueltas a una situación que es tremendamente grave. Segundo: que establezca una regulación muy clara, que sirva, además, para que los países miembros de la Organización adopten también legislaciones internas en contra de la discriminación y de la intolerancia. Esto es fundamental, ya que existen muy pocas en nuestro hemisferio.

Es un reto considerable, pero no imposible de asumir. Sé que todos los que están acá, están no sólo porque han sido destinados por sus gobiernos, sino porque están dispuestos a sumarse con entusiasmo a este desafió apasionante. Tenemos pendiente, por ejemplo, la Convención sobre Pueblos Indígenas. Espero que la podamos aprobar pronto. Pero la Convención que hoy nos convoca abarca un número aún mayor de personas; y comprende también a los pueblos indígenas. Si tenemos éxito ayudaremos a contribuir a crear sociedades más justas y solidarias en nuestra América. Eso nos permitirá crecer, enriquecernos en nuestra diversidad y abrazar la tolerancia, lo cual es- probablemente- la mejor forma de llegar a una verdadera democracia.

Muchas gracias.


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